◄RUMB-☼-ESTE►





A veces te preguntan, ¿cuál es tu mayor miedo?
Un día te levantas sin ellos, su luz se ha apagado y esas voces ya no resuenan en tu cabeza. Solo entonces, es cuando temes que todos esos recuerdos se hayan desintegrado.
Miras al cielo y ves una estrella que guía tus pensamientos hacia momentos el pasado. Sonríes pensando en los intensos días, que, aunque cueste creerlo, vividos ya, permanecen presentes.
Expresas una mueca de dolor en recuerdo de daños corporales tras largos viajes en bus y rutas.
Verde que te quiero verde dedicado a los trilhos. Disfrutas recreando en tu cabeza los innumerables paisajes que tus ojos devoraban a cada paso, y es que de rutas monótonas no te gusta hablar. Pies que pisan barro, piedras, hojas, agua, espeso musgo, arena e incluso heces de murciélago, son pies que marcan un caminar dispuesto al terreno que se plante.
Oyes a alguien decir silencio y apagas la linterna que alumbra tu destino, confías en la mano que te tiende la persona de delante.
El que lleva es un ritmo elevado de un andar improvisado que desemboca en parques, fuentes “luminosas”, universidades, metros, museos, pizzas, estaciones, montes y barbacoas.
Te tropiezas repentinamente, sientes desde el suelo el viento
acariciándote la cara y te dices a ti mismo airoso: “¡Hay que saber caer!”.
Eres el fin de la trayectoria de una gota que golpea tu cabeza y esperas que lo siguiente que caiga a traición por la boca del volcán no sea una vaca curiosa. Animal capturado por la belleza
de antiguas paredes y un lago infinito.

Sales de la gruta, ¿eso que vuelan son pañoletas? Decides meditarlo. Inspira, espira, controla tu respiración; SOY LA MENTE QUE NO PIENSA.

Muchas caídas, estamos heridos, cuidado con puertas giratorias, vayamos de “chills”, un taller de relajación nunca viene mal.
Saltas o resbalas, acabas siempre en piscinas naturales. Agua de mar que no trae ballenas, es agua salada que mueve delfines.
Bote tras bote, ten precaución y no te caigas. ¿Qué es lo peor que podía pasar? Dificultoso aparcamiento y pinchazo… No te preocupes, no hay peligro, ¡socorrista, torniquete y barco como nuevo!
Noches sin dormir, conversaciones que quitan el sueño y percibes de nuevo ese sonido inoportuno: tu alarma marca las 4:30. Te montas con miedo en un coche y ves al volante un portugués con ganas de velocidad. Llegas con suerte y vida al lugar esperado para entrenar tu paciencia y ver a duras penas un amanecer. Se asoman los primeros rayos de luz, son pequeños pero abrasadores, espero que no hayas olvidado el “aftersun”.
Enfrasca todos esos gloriosos días, llévate un pedacito de la isla.

Vive una aventura, siempre siendo fiel a tu pareja, decían. En un acto de rebeldía aparece en tus manos un libro de poesía portuguesa.
Fuiste con el corazón abierto a nuevas experiencias. Entra vibrante la llama del fuego de una velada
y… ¡NO! ¡No quiero formar parte de la tribu del silencio! Quiero gritar y decirlo todo sin palabras. Quiero ser FUERTE para cargar monstruosos macutos; SERENO frente a adversidades y cancelados vuelos; PACIENTE al mirar por microscopios y observar plantas;

APASIONADO cual amante mientras disfruto con otros escultas, me emociono con objetos y actividades de cortos; SEGURO al preguntar sobre Erasmus y al estar junto a mi UNIDAD.
Coge tu pluma y únete a nosotros.
Quiero ser niño perdido en el corazón de una isla plagada de plantas invasoras.
Decisiones en consejos que forman una unidad de sólidos pensamientos, seamos uno, tan inmortales como nuestras almas.
El viaje termina y sientes la voz de un sabio decir: “La CORONA es tuya”.
Así pues, me dispuse a responder. ¿Mi mayor miedo? Me atormenta el tiempo, temo a los FINALES. Despedidas, y a lo lejos ver un amenazador FIN. Siempre me refugio, sigo un camino eterno, dirección que me lleve a Nunca o a Jamás, tomemos
RUMB-O-ESTE.


Gracias a Cristina Lucía Ortega por este increíble viaje de palabras

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¡EMPEZAMOS EL TRIMESTRE!

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